Un hombre al que le faltan los dos brazos se plantea como meta
participar en los cien metros mariposa. Después de mucho entrenar
llega el día que considera que ya está preparado para tal proeza.
Dan la salida, se tira a la piscina y... glu, glu, glu, va directo
al fondo. Consiguen sacarle vivo por los pelos y le preguntan:
- Pero hombre, ¿Cómo fue que no lo consiguió con todo el tiempo que lleva entrenando?
- Es que me dio un calambre en la oreja.
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