Un turista regresa a su casa con un pollito que le habían regalado de recuerdo. En el avión, la azafata les explica que no pueden llevar animales, así que el pasajero sale, esconde el pollito en el calzoncillo, vuelve a entrar al avión, se sienta al lado de una monjita y se echa a dormir. De repente, el pollito saca la cabeza de la entrepierna del hombre; mira tiernamente a la religiosa y emite un "pío, pío". La monjita se alarma y se dirige al hombre:
- Señor, despiértese rápido; despiértese. Mire usted que yo no entiendo mucho de esto, pero me parece que... ¡se le rompió un huevo!
lunes, 11 de agosto de 2014
El pollito
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario